viernes, 31 de octubre de 2008

Solo De Trompeta



Cuando ya las miradas de todos se conocían vagamente,
a través de las pupilas nubladas por el alcohol,
de aquella música confusa, de la penumbra de aquel humo,
del caos vino un silencio imperceptible,
y una trompeta sola, de fuego, nos quemaba la vida.

O acaso era de hielo aquella música:
inertes los sonidos, para que cada uno de nosotros
los hiciese movibles, los llenase de espíritu.
Por cada uno de los hombres
la música cantaba diferente: con alegría estéril
en la mujer que me miraba, con cansada tristeza
en unos yertos labios, y en el muchacho solitario
con profunda nostalgia de vejez; la música cantaba diferente,
sin que nadie supiera
cómo sonaba junta, con qué intenso dolor.

En aquel cuarto oscuro
nada correspondía a la verdad del hombre:
la emoción estridente del músico era falsa,
torpe el engaño de los otros.
La verdad es humilde y es sencilla.
La soledad, al compartirla con otras soledades,
hace más viva la impotencia.
y empuja al hombre entonces a regiones heroicas
con sólo el sentimiento.

Después cae un cansancio sobre el alma
por esta lucha inútil, se resiente
tanta falsa virtud, la mentida pureza;
y cuando la trompeta, desmayada, se extingue en el silencio,
sólo quedan visibles, descubiertos al fin, los más ocultos,
los más tenaces vicios:
se reconocen las miradas, y puede haber piedad,
y hasta sentir alguno un tibio amor.
La trompeta de fuego,muda sobre una mesa,
la vemos amarilla, y está vieja y rayada.

Francisco Brines

sábado, 25 de octubre de 2008

Helpless

(and in my mind I still need a place to go)

Sobre esta cama donde se acostó el mar
y se guardaron las cenizas de alejandría
y las hormigas almacenaron las provisiones durante el verano del holocausto
y la más despreciable hechicera escribió su recetario para exterminar el mal de amor
en la mismísima cama donde la maja y las venus posaron
donde juana la loca veló a felipe el hermosos por siete provincias
donde el espíritu santo fecundó a maría
aquí en la única cama traficada por fenicios
que sirvió de mapa para barbarroja
y fue alfombra mágica del príncipe ishtar
en la auténtica cama donde parió la primera elefanta en cautiverio
donde Charlie Parker tocó por última vez el saxofón
y a una mujer al mismo tiempo
y ,años antes, Jesús meditó su discurso del monte de los olivos
es donde entiendo que cada cama es un país que no existe

José Eugenio Sánchez

jueves, 23 de octubre de 2008

Rayuela - Capitulo 10

Boomp3.com

[…] Pero después venía una guitarra incisiva que parecía anunciar el paso a otra cosa, y de pronto (Ronald los había prevenido alzando el dedo) una corneta se desgajó del resto y dejó caer las dos primeras notas del tema, apoyándose en ellas como en un trampolín. Bix dio el salto en pleno corazón, el claro dibujo se inscribió en el silencio con un lujo de zarpazo. Dos muertos se batían fraternalmente, ovillándose y desatendiéndose, Bix y Eddie Lang (que se llamaba Salvatore Massaro) jugaban con la pelota I’m coming, Virginia, y dónde estaría enterrado Bix, pensó Oliveira, y dónde Eddie Lang, a cuántas millas una de otra sus dos nadas que en una noche futura de París se batían guitarra contra corneta, gin contra mala suerte, el jazz.

—Se está bien aquí. Hace calor, está oscuro.

—Bix, qué loco formidable. Poné Jazz me Blues, viejo.

—La influencia de la técnica en el arte —dijo Ronald metiendo las manos en una pila de discos, mirando vagamente las etiquetas—. Estos tipos de antes del long play tenían menos de tres minutos para tocar. Ahora te viene un pajarraco como Stan Getz y se te planta veinticinco minutos delante del micrófono, puede soltarse a gusto, dar lo mejor que tiene. El pobre Bix se tenía que arreglar con un coro y gracias, apenas entraban en calor zas, se acabó. Lo que habrán rabiado cuando grababan discos.

—No tanto —dijo Perico—. Era como hacer sonetos en vez de odas, y eso que yo de esas pajolerías no entiendo nada. Vengo porque estoy cansado de leer en mi cuarto un estudio de Julián Marías que no termina nunca. [...]

Julio Cortázar - Rayuela

miércoles, 22 de octubre de 2008

Por Los Barrios Del Mundo Viene Sonando Un Lento Saxofón



Mientras que William Faulkner
halla los agrios del lenguaje,
hoza en Yoknapatawpha
levantándola hirviéndola
cuida la construcción feroz
de una nueva novela y cuida
su innegable talento epilepsíaco;
mientras que William Faulkner
irrumpe en el conflicto negro
con un relincho ambiguo, ahíto
de tradición, desprecio al Norte,
discurso estéril e insensato orgullo,
los negros, muchos negros,
algunos negros, inflamados de
la horrible historia del Mississippi,
con la memoria chorreando
por el sudor del algodón
y varios siglos de negros abuelos
retumbando a sus pies bajo el tiempo y la tierra,
cantan, vense impelidos
a seguir componiendo
música entre paréntesis:
negro spirituals.

Mucho de lo que vimos
es vida entre paréntesis.
Blancos segando arroz en Tarragona
con el agua a los muslos,
las sanguijuelas de los arrozales
alimentándose de ellos.
Periódicos occidentales
informando de blancos muertos
en el frente, o de hambre,
o bajo un viejo caserón derruido.
Blancos en paro. Blancos en exilio.
Blancos dando betún
sobre sus cartucheras.
Blancos bebiendo el vino
de la derrota disfrazada.
Blancos buscando
la propia estimación en los burdeles.
Blancos meditativos, ingresando,
amargura sobre amargura,
en el cinismo, esa
sublimación para los faltos de recursos.

Del Sena al Plata,
del Támesis al Rin,
un rumor blanco busca desperdicios
y hurga en la realidad hostil
y en su razón, dispersa e inarmónica
de parietal a parietal.
Siglos también de abuelos blancos
entre jornadas de trabajo tensas,
fruta difícil, carne retorcida,
el barro insomne de las botas
de los soldados, el capote
de campaña, la emisora que menciona
el Mississippi blanco,
el blanco linchamiento con bala,
la actividad enfebrecida
del ginecólogo oficiando
sobre el mantel que el tirón de la guerra
arrojará en el suelo
quebrando su momentáneo contenido;
los tugurios en donde
blancos desconcertados
se pliegan y se venden, borrachos
de vino y blancura injuriada,
siglos también de abuelos blancos
con sus ingenuos hospitales,
su herencia pavorosa, sus bolsillos
llenos de migas o sus sienes
llameantes de lucidez o de torsión,
hacen pensar en una música
con paréntesis, con incisos,
con bárbaros interrogantes,
con desconcierto, con corcheas de ojos,
mordentes de sarcasmo,
calderones de confusión,
accelerados de vasto gruñido:
blanco spirituals
(Tú lo sabes, James Baldwin:
no es sólo tu color.
Esa es la lenta trampa
que quisieran hacer reinar.
Tú lo sabes, James Baldwin:
te necesitan negro para odiarte,
para sobrevivir bajo su miedo
mediante el odio. Pero,
tú lo sabes, James Baldwin:
también te necesitan
desclasado, desocupado, disponible
para usarte los brazos
a bajo precio. *Extiendes
tu mirada en los barrios de Europa,
oteas los indios sudamericanos,
te achicharras sobre la India,
te sumes en las periferias
de las ciudades industriales
y ves hermanos de otras razas
discriminados, repudiados
en la otra piel del hombre: el sueldo,
en la otra piel del hombre: la cultura,
en la otra piel del hombre:
la libertad.
Tienes hermanos de otras razas,
todo sudor es familiar,
toda miseria lleva
escupitajos en la piel.)

De Charlie Parker a Edith Piaf
un diluvio de negro spirituals
y de blanco spirituals llueve
sobre la civilización;
llueve piaf; llueve parker, llueven
Manolo Caracol, Louis Armstrong empapa
Discépolo, John Coltrane, Billie Holliday.
Es un agua que se introduce
por las fisuras de los Parlamentos,
por las rendijas de los programas,
por los agujeros de la ONU,
empapada la estrategia, moja
a la inmortalidad y la encoge,
hincha las oscuras maderas
de los ataúdes y congela
todo el grandioso fuego de vivir.
Llueve toda la tarde, llueve
toda la noche: y tras la ventana
en que repiquetea la lluvia
ese diluvio es observado
por un blanco o un negro
mientras que suena un saxofón
y llueve.

*( Entre 1915 y 1918 emigraron hacia las industrias del norte de los Estados Unidos medio millón de negros del Sur de los Estados Unidos. Para evitar la desbandada que tanto había jurado desear, el K.K.K. de los Estados Unidos desencadenó una campaña de terror. Tan pintoresca fraternidad dio como resultado setenta y siete negros linchados y catorce quemados en público once de ellos, vivos. (Ver Los viajeros de la libertad, pág.10. Edit. Fontanella Barcelona, 1963.)

Félix Grande

lunes, 20 de octubre de 2008

Sesión De Jazz

Los sonidos oscuros
que llenaban la noche
serpenteaban sobre los cristales.
Los hielos resolvían
un problema geométrico,
disolviéndose en llanto.
El saxo se alargaba,
inundando los sueños,
en un sordo lamento vacilante.
Se aguzaba la aguja
de la herida trompeta,
ahincándose en la carne.
Y seguía, seguía,
obsesionado y lento,
el contrabajo.
La sonrisa eran dientes
grandes y desasidos,
brillando en la tiniebla.

Paz Díez Taboada

La Imagen del día: Recordando este episodio poco apetecido por las cadenas de televisión, claro... más allá de elevarse con el Jazz piensa que el saxo sería una buena pipa para su Cannabis Sativa...el buen Homero...me alegro volver a encontrar este capitulo.

sábado, 18 de octubre de 2008

THE MANY SIDES OF SLIDE



El sonido de Hampton sabe salir de su trombón.
Cada vez que él libera una espesa corriente de miel
Llena de luz y de música
Suave y vertiginosa el mismo tiempo,
Delicada y brillante en libre caída
Por el encantado tobogán de las ideas
Algo sucede en el corazón de las orquestas.

Quiero decir:
Un milagro se desliza
Desde sus más inocentes ademanes de viento
Desde el mito gestual de su trombón de vara
Hasta llegar a ser un ángel
Que va posándose en los atriles de la banda
Para encargarse de que la historia del hombre
Tenga por fin un signo nuevo para enfrentar
La muerte.

Slide ha demostrado sabiamente
Que ha llegado el misterio de Jazz y la Poesía
Que su trombón es instrumento que sopla un dios
Que intenta en vano corregir el mundo
Que su escritura es la cifra que resume
Una historia de la imaginación del hombre negro
Que cuando hace un solo suena una orquesta
Que el Jazz es un sol que suena para todos.

Y aunque parezca demasiado
Yo solo hablo de un hombre
Elemental y sonriente como Hampton.

Miguel Iriarte

jueves, 16 de octubre de 2008

Urgente

"Bajaremos del Himalaya en bicicletas
silenciosas y perfumadas, a las doce de la noche"
Vicente Huidobro-Jean Arp.

Traer a los hospitales el agua bendita de la luna
bailar descalzos en los museos
encontrarnos en el Océano Pacífico del piano
jugar ajedrez en cumbres nevadas
recordar la danza de panecillos de Charlot
celebrar el gong universal de la noche
contemplar el mundo desde las ramas de Yggdrasil
hacer el amor en constelaciones de Jazz.

Luis Eduardo Rendón

martes, 14 de octubre de 2008

Si Tuviera Un Amigo

Si tuviera un amigo
o un hermano mayor con la mirada dulce
o un padre con la mano sobre mi hombro
o una madre tocándome la frente
le diría que es tarde que ha llovido
y que estuve abrazando a una mujer (su llanto ardía)
y nos dolía la noche porque estábamos juntos
pero yo me había ido

(Mi caudaloso amor: este páramo seco
este cauce polvoso de un río que murió soñando sauces
estuvo aquí total completo
Pero un día cambió
Se tornó un arroyuelo cálido que recorría la casa
Me seguía silencioso o maullando como un pequeño gato triste
Escuchábamos jazz
Leíamos poemas entrañables mientras ella volvía

Yo la esperé junto a una fuente turbia
Hasta el hastío más hondo
Hasta el zumbar de moscas en el espejo de agua
Hasta escupir la fiebre

Primero fue el tizón del horizonte
El cráneo a punto de estallar del que lo duda todo
Después la noche y su cerrado enjambre de insectos
derribándome

Mis ojos fueron nido de su veneno negro
Fui su prisión su casa fui su invadido continente

El río de otro tiempo reptaba en mi interior como canción amarga

¿A qué dolerse ahora?
El río sólo sigue la dirección del cauce
El tiempo pasa
El fuego quema
La quietud se adueñó de todos los objetos
y los hizo silencio piedra seca silueta solamente

Las fauces de la noche triturarán mis fémures
Me alcanzará el incendio de los días
Me convertiré en humo en polvo en nada
En sombra de la nada

¿A qué dolerse ahora?
Cuerpos de sal Agua del tiempo
Sal que en el agua se disuelve
somos.

Efraín Bartolomé

lunes, 13 de octubre de 2008

Por la ciudad de Springfield - 'Round Springfield


Finalmente decidí substraer algunas escenas de episodios en los cuales Encías Sangrantes Murphy pinta de Azul la cara amarilla de Los Simpson. Aquí un poema algo gracioso amenizado por el saxo de E.S. Murphy, el capitulo se llama originalmente 'Round Springfield y la historia del saxofonista llega a su final como en la pelicula 'Round Midnight, la muerte de E.S. Murphy merece un episodio con mucho Jazz. Pero bueno, son Los Simpson, y el humor no da tregua...para la muestra un boton, el poema de Steve Allen:

Con tu traición me has hecho llorar
Con un pañuelo me tendré que limpiar.
Como música de Jazz yo vibro
Igual que cuando escribí estos libros:
“Cómo hacerle el amor a Steve Allen”
“La felicidad es Steve Allen desnudo”
“Viaje al centro de Steve Allen”
“El placer de cocinar de Steve Allen”


www.Tu.tv

domingo, 12 de octubre de 2008

To see I

Al compás de ese blues la mujer se desnuda
Le sale de la voz un viejo armiño
turbio y deshuesado
El sol de algún zapato
brilla como seno de lava

Revolverá la noche con un pubis violáceo
frente al pezón opaco de su espejo

MARÍA DEL CARMEN COLOMBO

sábado, 11 de octubre de 2008

El Perseguidor


[...] Este no es el momento de hacer crítica de jazz, y los interesados pueden leer mi libro sobre Johnny y el nuevo estilo de la posguerra, pero bien puedo decir que el cuarenta y ocho -digamos hasta el cincuenta- fue como una explosión de la música, pero una explosión fría, silenciosa, una explosión en la que cada cosa quedó en su sitio y no hubo gritos ni escombros, pero la costra de la costumbre se rajó en millones de pedazos y hasta sus defensores (en las orquestas y en el público) hicieron una cuestión de amor propio de algo que ya no sentían como antes.

Porque después del paso de Johnny por el saxo alto no se puede seguir oyendo a los músicos anteriores y creer que son el non plus ultra; hay que conformarse con aplicar esa especie de resignación disfrazada que se llama sentido histórico, y decir que cualquiera de esos músicos ha sido estupendo y lo sigue siendo en-su-momento. Johnny ha pasado por el jazz como una mano que da vuelta la hoja, y se acabó. [...]

Boomp3.com

Julio Cortázar - El Perseguidor

Rayuela - Capitulo 13

Boomp3.com



[…] Por más que le gustara el jazz Oliveira nunca entraría en el juego como Ronald, para él sería bueno o malo, hot o cool, blanco o negro, antiguo o moderno, Chicago o New Orleans, nunca el jazz, nunca eso que ahora eran Satchmo, Ronald y Babs, Baby don’t you play me cheap because I look so meek, y después la llamarada de la trompeta, el falo amarillo rompiendo el aire y gozando con avances y retrocesos y hacia el final tres notas ascendentes, hipnóticamente de oro puro, una perfecta pausa donde todo el swing del mundo palpitaba en un instante intolerable, y entonces la eyaculación de un sobreagudo resbalando y cayendo como un cohete en la noche sexual, la mano de Ronald acariciando el cuello de Babs y la crepitación de la púa mientras el disco seguía girando y el silencio que había en toda música verdadera se desarrimaba lentamente de las paredes, salía de debajo del diván, se despegaba como labios o capullos. […]


Julio Cortázar - Rayuela

viernes, 10 de octubre de 2008

Petición al buhonero


Véndeme si puedes
un canario amarillo que cante notas rojas
los aretes que le faltan a la luna
el diente de un lagarto que no llora
un reloj que dé las 12 en mi esperanza
el blues ancestral asesorando al humo
la carrera del conejo y la tortuga
la lujuria de Blancanieves y los siete pecados capitales
las barbas de Carlos Marx y la locura de Van Gogh

Véndeme fantasías
para los niños que trabajan
y un poco de rabia para los que se conforman.

Véndeme
pero véndeme barato
la ternura
es la única moneda que me queda.

CONSUELO TOMAS

lunes, 6 de octubre de 2008

Rayuela - Capitulo 87

En el 32, Ellington grabó Baby when you ain’t there, uno de sus temas menos alabados y al que el fiel Barry Ulanov no dedica mención especial. Con voz curiosamente seca canta Cootie Williams los versos:

I get the blues down North,
The blues down South,

Blues anywhere,

I get the blues down East,

Blues down West,
Blues anywhere.
I get the blues very well
O my baby when you ain't there
ain't there
ain't there


¿Por qué, a ciertas horas, es tan necesario decir: «Amé esto?» Amé unos blues, una imagen en la calle, un pobre río seco del norte. Dar testimonio, luchar contra la nada que nos barrerá. Así quedan todavía en el aire del alma esas pequeñas cosas, un gorrioncito que fue de Lesbia, unos blues que ocupan en el recuerdo el sitio menudo de los perfumes, las estampas y los pisapapeles.

Julio Cortázar - Rayuela

domingo, 5 de octubre de 2008

The Weary Blues



Droning a drowsy syncopated tune,
Rocking back and forth to a mellow croon,
I heard a Negro play.
Down on Lenox Avenue the other night
By the pale dull pallor of an old gas light
He did a lazy sway . . .
He did a lazy sway . . .
To the tune o' those Weary Blues.
With his ebony hands on each ivory key
He made that poor piano moan with melody.
O Blues!
Swaying to and fro on his rickety stool
He played that sad raggy tune like a musical fool.
Sweet Blues!
Coming from a black man's soul.
O Blues!
In a deep song voice with a melancholy tone
I heard that Negro sing, that old piano moan--
"Ain't got nobody in all this world,
Ain't got nobody but ma self.
I's gwine to quit ma frownin'
And put ma troubles on the shelf."

Thump, thump, thump, went his foot on the floor.
He played a few chords then he sang some more--
"I got the Weary Blues
And I can't be satisfied.
Got the Weary Blues
And can't be satisfied--
I ain't happy no mo'
And I wish that I had died."
And far into the night he crooned that tune.
The stars went out and so did the moon.
The singer stopped playing and went to bed
While the Weary Blues echoed through his head.
He slept like a rock or a man that's dead.

by Langston Hughes

LOS CANSADOS BLUES

Repitiendo una somnolienta, sincopada melodía,
Meciéndose al son de un suave tarareo
Oí tocar a un Negro.
La otra noche en la avenida Lenox
A la tenue palidez de una vieja luz de gas
Con lento balanceo…
Con lento balanceo…
Se movía al ritmo de los Cansados Blues.
Sobre el marfil del teclado sus manos de ébano
Arrancaban del pobre piano una melodiosa queja.
¡Oh, Blues!
Tambaleándose sobre el oscilante taburete
Tocó esa raggy y triste melodía como un bufón musical.

¡Dulce Blues!
Que surge del alma de un negro.
¡Oh, Blues!

Con voz profunda y tono melancólico
Oí cantar a aquel Negro, quejarse al viejo piano:

“qué solo estoy en el mundo,
No me tengo más que a mí.
Pero, basta ya de quejas,
Dejo mi penar aquí”.

Pom, pom, pom, con el pie en el suelo marcaba el compás.
Tocó unos acordes, cantó un poco más:

“tengo los Cansados Blues,
No consigo estar contento.
Tengo los cansados Blues,
No consigo estar contento.
Ya no puedo ser feliz,
Ojala me hubiera muerto”.

Y hasta avanzada la noche siguió su tarareo.
Desapareció la luna y las estrellas se fueron.
No tocó más el cantante y se marchó a la cama.
En su cabeza aún el eco de aquellos blues resonaba.
Como un tronco o como un muerto se durmió de madrugada.

Langston Hughes


Desde el piso diecinueve...


Desde el piso diecinueve de un rascacielos
el lago Michigan helado, lápida de cristal,
un Blues para la noche desde arriba.
Pensar si no habré muerto a miles de kilómetros
y el purgatorio sean diez grados bajo cero,
esos puentes alzados como cruces
o esta soledad de nieve contra el rostro.

Amalia Iglesias Serna

Thomas Pscheid - Lake Michigan Ice

sábado, 4 de octubre de 2008

LOS DISCOS Y LA MUERTE

A veces llega un día en que el pasado se hace insoportable.
Tenía tantos discos de pasta
Con canciones ocultas en los surcos.
Pesaban como el plomo y los tiré.
Se volvió más ligero mi pasado
Y seguí hacia el futuro
Con la otra música, más solo ya que nunca.
De pronto están sonando: son las voces
De los viejos amigos
De los amores de juventud.
El primer signo de algo irremediable.
Porque aquellas canciones de mis discos,
Hoy, en algún lugar, las escucha la muerte.

Joan Margarit

jueves, 2 de octubre de 2008

Blues In The Night

Boomp3.com

Una vez más estoy solo un viernes por la noche,
mientras afuera la alegría y el amor crecen al mejor postor
en lugares absurdos nacidos al amparo de la necesidad.
Entonces como sin darme cuenta,
miro las paredes donde su rostro navega en ausencias
y me dejo estar fumando la madrugada.

Jorge Carrol

Anillos De Ceniza



A Cristina Campo

Son mis voces cantando
para que no canten ellos,
los amordazados grismente en el alba,
los vestidos de pájaro desolado en la lluvia.

Hay, en la espera,
un rumor a lila rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
una partición de sol en pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,
una tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta
para que no canten ellos,
los funestos, los dueños del silencio.

Alejandra Pizarnik

EMBRACEABLE YOU



Es triste poner Gershwin sin poder abrazarte.
Somos el blanco y negro de una vieja película:
las parejas bailando, y los barcos de guerra
que han de zarpar al alba. Quizá fui aquel muchacho
que pereció en combate, y tú aquella muchacha
que nunca olvidaría la canción.
Vivimos en la sombra su mañana perdido
en oscuros bailables. Pero hoy, aquella música
se toca en los conciertos y nadie ya la baila.
Hemos errado el tiempo, destruido los recuerdos.
La fiesta está acabando: guarda el último baile
-la luz de oro del saxo y una pieza de Gershwin-
para cuando se acerque
la hora de embarcar en el buque de guerra.

Boomp3.com

Joan Margarit

JAZZ

Esta música te conoce mejor que yo,
Mejor que el tiempo y que tus dudas
-sombras de los días y los días que agonizan -;
Esta música sabe el eco de tu nombre,
Y te repite como un río caudaloso,
Igual que una corriente y una furia.
Esta música te conoce mejor que nadie,
Te complica, te da forma, te improvisa…
Cae, resbala… y te susurra,
Se levanta, después, con gesto serio,
Y te susurra…
Esta música, que es negra y es ceniza,
Te conoce mejor que nadie,
Te da forma, te improvisa…
Esta música te conoce mejor que el aire
Que respiras; te alimenta como un hijo,
Te da sombra, te cobija…
Esta música que atraviesa madrugadas
Y viene de extraños países… como tu risa.
Esta música que emerge y pugna y grita,
Esta música común y propia,
Rota por el alma y por la brisa…

Esta música te conoce mejor que nadie,
Mejor que el miedo y que tus dudas
-sombras de los días y los días que agonizan…-
Esta música, desorden de la tierra que ahora pisas,
Abrevadero de lluvia, de plomo… y de caliza,
Esta música es tu madre, tu cielo, tu hija…
… esta música, mulata de latidos,
Se encarga de que existas.

Miguel Velayos

Bluesology

Al caer la tarde ella me crece.
Vuelve una y otra vez con las mismas promesas que yo inventé.
Camina al filo de una Realidad que no me conviene.
Se da a su Ausencia y se revuelca en Abandonos
que me joden mucho,
como el penúltimo trago que suelo naufragar al pie de la medianoche.
Ella me crece, porque quiero y porque la quiero.

Jorge Carrol

Oración (Para un extranjero) (XI) (Esta canción tiene la soga al cuello)

Boomp3.com

Un hombre,
cualquier hombre,
acaso el transmigrante,
lleva un pequeño blues en la garganta.
Estalla en las armónicas del día
cuando los ademanes del silencio preparan su emboscada.

Un hombre,
cualquier hombre,
lleva un pequeño blues en la garganta.
Duele como la noche.
Quema como tu cuerpo.

JORGE BOCCANERA

AGUAFUERTES


"Captar un sentimiento que alguien nos muestra con brutalidad es empobrecedor. Captar un sentimiento que alguien nos muestra con exceso de precauciones puede generar indiferencia. La cuestión es cómo asignar al término delicadeza su justa intensidad en cada momento. La música y la poesía se ocupan de esto. Por este motivo suele haber una música y una poesía que permanecen muy cercanas, no sólo a circunstancias concretas, sino a largas épocas de nuestra vida. Son los poemas que, al ser releídos, hablan con la misma intensidad y con nuevos matices, es la música que acerca el pasado hasta tocar este instante, dejándolo separado de nosotros sólo por un velo de tiempo, finísimo pero impenetrable. [...]"

Joan Margarit

miércoles, 1 de octubre de 2008

Maneras De Escuchar Un Blues


Es hermosa esta noche de verano,

aunque no más hermosa
que cualquier otra noche de verano.
Es hermosa esta noche en que estoy solo,
y fumo y he dejado
en penumbra la casa mientras suena
un dulce y triste blues,
un blues tan triste y dulce como otros.

Nada en mí, ni en la noche, ni en la música,
se diría especial, y sin embargo
existe algo muy hondo en esas cosas
que parecen sencillas:
una extraña grandeza que no acaba
de ser exaltación, tragedia, paz,
pero que es todo eso, y es también
un sentir clarmanete
que para que esto ocurra ha sido necesario
apurar estos años, acumular recuerdos,
haber ganado
y haber perdido tantas cosas.
Para que este piano suene así,
para temblar así con esta música,
ha sido necesario
ir llenándola poco a poco
de belleza y de daño, ir llenándola
con nuestra propia vida, para que se parezca
a nuestra propia vida, y suene así:
tan insignificante
y tan grande, tan triste, tan hermosa.

Vicente Gallego

NOTAS PARA UN BLUES

DO
lor por estar contigo en cada cosa. Por no dejar de estar contigo en cada cosa. Por estar irremediablemente contigo en mí.

RE
cordar que mis monedas no me permiten adquirir. Que
mi deseo no es tan poderoso como para taladrar blindajes,
ni mi atrevimiento tan hábil como para no hacer saltar la
alarma. Recordar que sólo debe mirar los escaparates.

MI
edo por no llegar a ser, por ni siquiera conseguir estar.

FA
cilmente lo hacen: clavan sus espinas invisibles, abren la
puerta del temor, hacen que renieguen de mí misma cuando
menos se espera. Y ni siquiera saber cuántos han sacado copia
de mis llaves.

SOL
o he logrado el punzón de la pica, la lágrima del diamante
o los caprichos del trébol. Quizá no existan los corazones.
Quizá es que sea imposible elegir.

LA
bios sellados, custodios del mejor guardado secreto, del recinto en donde las palabras reanudan sus batallas silenciosas, sus pacientes y refinados ejercicios de rencor.

SI
crees que es paciencia, resignación, inmunidad o anestesia te
equivocas. Es que he procurado cortar todas las margaritas
para no tener que interrogarlas.

Ana Rossetti
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